Micro Hidroeléctricas

Modelos reales de sostenibilidad y participación local

https://listindiario.com/vida-verde/2018/11/29/543646/modelos-reales-de-sostenibilidad-y-participacion-local

Las microhidroeléctricas impulsan en muchas comunidades la responsabilidad ambiental y el estímulo inicial para promover “modelos más apropiados de empoderamiento y participación ciudadana”.

 
   
 
Yaniris López
yaniris.lopez@listindiario.com
Santo Domingo

Para entender el impacto social del trabajo que realiza Michela Izzo y la fundación Guakía Ambiente en las comunidades rurales dominicanas imagina que ves un bombillo encenderse y alumbrar tu casa por primera vez; o que contemplas, también por primera vez, las imágenes que aparecen en la pantalla de un televisor.

Piensa que el dolor y los callos de tus manos desaparecerán porque ahora puedes conectar una lavadora y no tendrás que lavar a mano la ropa de toda la familia; que cuentas con energía limpia las 24 horas y que entiendes, a partir de la experiencia, qué significa la palabra ‘sostenibilidad’.

Desde la fundación, la especialista en medio ambiente colabora con el Programa de Pequeños Subsidios (PPS) del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (FMAM), implementado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

A través de este proyecto, más de cinco mil familias dominicanas forman parte del sistema de electrificación rural gracias a la construcción de pequeñas hidroeléctricas que aprovechan la energía renovable local.

Esa construcción, sin embargo, es para Michela apenas la chispa de una cultura hacia la responsabilidad ambiental y la participación ciudadana.

“Es importante resaltar el modelo de sostenibilidad que está detrás de esos tipos de proyectos porque el acceso al servicio eléctrico es solamente el primer paso para trabajar un proceso de desarrollo que está fundamentado en el empoderamiento y la participación local;  y eso es, digamos, el beneficio mayor que se puede alcanzar”, dijo Izzo durante su participación en el Encuentro Verde de Listín Diario.

EL CASO DE EL RECODO

Un buen ejemplo del impacto del Programa de Pequeños Subsidios (PPS) es el cambio registrado en la calidad de vida en la comunidad El Recodo, en Padre Las Casas (Azua), luego de que fuera instalada la central hidroeléctrica en la parte alta del río Las Cuevas en 2009.

“Cuando llegué en el 2007 por primera vez para trabajar el estudio me chocó mucho que fuera una comunidad extremadamente pobre y muy dependiente de donaciones externas y además no tenía un tejido social fuerte, pues había sido reconstruida después de  1998, porque el ciclón George destruyó todas las casas”, explica Michela Izzo, directora ejecutiva de la fundación Guakía Ambiente, socia local del PPS.

Con la contribución de una iglesia, lograron construir casitas con paredes de cemento, pero solo lo esencial.

“Volví en 2011 y ahora en el 2018, hace unas semanas, después de siete años, y me impresionó el impacto que ha tenido el proyecto. De 92 familias que había en 2009, ahora son más de 190 y de estas 160 están conectadas al sistema eléctrico, manejándose con menos de 10 kilovatios de electricidad”.  

Izzo destaca la regla que implementan para tener luz 24 horas al día.

“Tienen un programa. Como son 160 familias conectadas con 10 kilovatios, a las 6:00 de la tarde todo el mundo desconecta la nevera y la vuelven a conectar a las 11:00 de la noche; de esta manera nunca tienen apagones”. 

La comunidad contactó nuevamente a Michela porque quieren explorar otras fuentes de energía limpia para ampliar el sistema.

“Después de la electrificación, de tener una escuela que llegaba a octavo de primaria ahora tienen un liceo con 300 estudiantes, una clínica rural y solicitudes de más familias que están regresando a la comunidad”.


En la foto, todo cambió en la comunidad Piedra de Los Veganos (Bonao, provincia Monseñor Nouel) con la llegada de la electricidad. ©Wakía Ambiente

LA VIDA, LA COMUNIDAD Y LAS FACILIDADES CAMBIAN

Con la llegada de la electricidad a la comunidad, “cuando tú ves los calabacitos prendidos”, la vida cambia totalmente, dice doña Tita, vecina de un paraje de Piedra Blanca.

Cambia primero la higiene de la casa, explica Michela Izzo, porque ya no tienen que alumbrarse con cuaba, gas o querosén.

“Cuando vas a una comunidad después de tres o cuatro años de estar funcionando el sistema ves un cuidado diferente para su entorno comunitario y su ambiente doméstico. No ves basura en la calle y hay un acceso a facilidades domésticas a las cuales todo el mundo se acostumbra, como la lavadora, porque las mujeres lavan pilas de ropa a mano”.

Izzo expresa que actualmente tratan de impulsar el uso productivo de la electricidad.

“Hay comunidades que ya viajan prácticamente solas, que tienen empresas ecoturísticas que se alimentan con la electricidad, y que tienen fondos comunitarios de más de un millón de pesos, manejados directamente por ellos, que lo están gestionando para préstamos locales. ¿Y sabes qué tienen como garantía? Que les prestan solo a los usuarios del sistema eléctrico, porque si no devuelven las cuotas les cortan la electricidad. Y tienen un sistema de cobros del cien por ciento”.
 

GENERAR PROCESOS DE DESARROLLO

¿Cómo eligen a las comunidades? Todo parte de un esquema que de acuerdo con Izzo es el modelo de desarrollo sostenible.

“El punto de partida es una necesidad expresada directamente por la comunidad: es ella la que tiene que moverse porque es impulsada por una necesidad real y a partir de ahí encontrar actores que pueden canalizar recursos y energía de una forma organizada para resolver esa necesidad y a partir de esa necesidad generar un proceso de desarrollo”.

El fondo semilla de cada proyecto, de hasta 50,000 dólares, se obtiene a través del PPS.

Izzo afirma que esa es la garantía de que hay un dinero comprometido que sirve para pagar por lo menos la primera cuota del sistema de generación de energía, porque en algunos casos no es suficiente.

Las comunidades no tienen por qué ser las más pobres o alejadas. Lo importante es que sean grupos organizados y que estén dispuestos a asumir la responsabilidad de garantizar la sostenibilidad del proyecto.

En ese aspecto, Guakía viene siendo el anillo para muchas entidades que desean  intervenir pero quieren la garantía de un proceso que alcance resultados e impactos significativos incluso para una intervención de pocos miles de dólares.

“Nosotros somos el enlace del trabajo directamente en el campo, para que ese dinero pueda llegar directamente a la comunidad. Somos el anillo de contacto y hemos logrado en muchos casos ser garantes para que las agencias pudieran dar dinero directamente al grupo local”.

A través de Wakía se canalizan recursos de instituciones públicas y privadas para proyectos que ejecutan las comunidades directamente.

“En los últimos cinco años hemos tenido una experiencia muy buena con la Fundación Interamericana, una entidad del Congreso de Estados Unidos que  increíblemente trabaja con un enfoque de empoderamiento local, y que nos ha financiado a través Wakía, en cinco años, como medio millón de dólares. Con ese fondo se ha logrado apoyar nueve micro hidroeléctricas”.

La fase de estudios en las comunidades que solicitan los proyectos, y que suele durar un año, la fundación la asume sin fondos.

¿DIFICULTADES? Para la consultora y docente universitaria, la principal dificultad que enfrentan en las comunidades no es una dificultad técnica, porque los proyectos técnicamente se ejecutan y son exitosos.

“Pero la sostenibilidad sí es una cuestión social: qué tan bueno eres para acompañar a la comunidad en superar sus barreras sociales. Y una de las barreras sociales principales es luchar en contra del paternalismo que, lamentablemente, es una herencia de años y años y no se puede pretender eliminar de un día para otro”.

Sostiene que todavía a nivel de comunidades y en términos de enfrentar la pobreza “estamos  trabajando con esquemas ‘balagueristas’, en términos de asistencialismo, de donación, que al final amarra a la gente y no le deja desarrollarse de una forma creativa como ciudadanos activos en el Estado”.


La  palabra Guakía significa ‘nosotros’ en lengua taína. La organización dominicana sin fines de lucro trabaja en todo el territorio de la República Dominicana y en la región fronteriza de Haití, «contribuyendo a mejorar la calidad de vida de la población y promoviendo la sostenibilidad ambiental».

COMPROMISO

Cuando Izzo llegó desde Italia en 2006 para trabajar un año como voluntaria en los proyectos pilotos que Naciones Unidas implementaba en el área, solo había tres hidroeléctricas funcionando. La primera se construyó en 1997 en la comunidad El Limón de San José de Ocoa.

Veinte años después, 50 proyectos benefician a 70 comunidades locales y una haitiana.

“Al principio no había mucha claridad sobre el modelo ni teníamos mucha experiencia técnica en el desarrollo del proceso, pero a partir de ahí se logró establecer ese modelo que demuestra que el desarrollo no es una cuestión de un proyecto: es un proceso y requiere tiempo”, explica.

Una parte importante del programa es el establecimiento en la comunidad de un sistema de manejo de la hidroeléctrica autónomo, tanto técnico como administrativo.

“Ellos establecen un comité de administración de la hidroeléctrica y tienen que establecer su propio sistema de cobro. La lucha mayor es hacerle entender a la gente que tiene que pagar por el servicio de electricidad. Es una barrera a superar: la gente tiene más propensión a pagarle a una entidad externa, de la cual no sabe nada, que a fomentar un sistema colectivo común”.

Para Izzo, uno de los grandes beneficios de proyectos con este tipo de enfoque es que genera en la población beneficiaria un sentido de pertenencia y de cuidado de su territorio, pues todos entienden que la electricidad es un servicio que depende de la calidad de las fuentes de agua y de las cuencas.

“Uno de los compromisos que toman directamente con el programa es que tienen que reforestar por lo menos 500 tareas en las cuencas y luego, a partir de esas tareas, ellos siguen estableciendo brigadas de restauración y conservación y vigilancia de la cuenca. En algunos casos, como ocurrió en la zona de Arroyo Frío, en Jarabacoa, ellos han identificado áreas donde uno de los tutumpotes de ahí había hecho tumbas para poner fincas de ganado en la parte alta y lograron intervenir donde el Ministerio de Medio Ambiente no había podido. La comunidad se puso fuerte y lograron que las autoridades intervinieran porque la comunidad estaba exigiendo la protección de la cuenca; se logró evitar la tumba de más de 100 tareas de árboles”.

CONTINUIDAD  Y ENLACE

Como institución, Wakía Ambiente surgió en 2008 como soporte del PPS a nivel local, un acuerdo de colaboración que permite canalizar los fondos  para las comunidades.

“Surgió porque creemos que el modelo propuesto por el PPS funciona y es sostenible. Nos dijimos que tenemos que buscar un mecanismo para replicarlo y fortalecerlo, para que las acciones de ese tipo no dependan solo y exclusivamente de decisiones internacionales”.

Si el FMAM-GEF decide parar, dice Izzo, ¿el programa no va a seguir? “Si las acciones son positivas, lo ideal sería que más actores puedan seguir implementándola sin tener la exclusividad”.

El año pasado se creó la Red Dominicana para el Desarrollo Sostenible de las Energías Renovables (Redser) como una organización sin fines de lucro que reúne a las comunidades donde funcionan las microhidroeléctricas. Esta red se ha constituido ya como actor reconocido en la mesa de discusión energética nacional en representación de la perspectiva comunitaria, apunta Izzo.

La tecnología ha permitido reducir los tiempos de intervención en las comunidades más remotas. Los grupos de WhatsApp, por ejemplo, hacen más eficientes las consultas con los técnicos especializados. “Los técnicos comunitarios les mandan un video cuando tienen  un problema y a través del grupo les dicen lo que deben hacer”.


Capacitación. Durante la ejecución de los trabajos los comunitarios participan en talleres sobre temas ambientales, cambio climático y uso eficiente de la energía en los que se involucra a los jóvenes y estudiantes. ©Wakía Ambiente

“Nosotros los campesinos nos creemos brutos, pero cuando nos dan la confianza nos damos cuenta de que no es así”, le dijo a Izzo una vez Epifanio, líder de la comunidad El Higuito de San José de Ocoa.

“Eso fue para nosotros la expresión más alta de lo que significa trabajar para el desarrollo local, porque es empoderar a la gente y darte cuenta que el sistema no logras cambiarlo, pero a nivel local se puede generar transformación, puedes marcar la diferencia para un grupo de personas que después actúa de manera diferente”, sonríe Michela.

Actualmente el programa está seleccionando los proyectos de la nueva convocatoria. De 36 proyectos preseleccionados, se elegirán 24.  “También estamos brindando apoyo a otras cinco o seis comunidades para estudios de factibilidad aquí y en Haití”. En ejecución, entre el PPS y Guakía, hay unos 35 proyectos.

PERFIL.  Michela es licenciada en Ciencias Ambientales con maestría en Ingeniería del Viento. Para su doctorado en Medio Ambiente y Territorio trabajó la tesis “Análisis del clima y sus dinámicas en la República Dominicana e influencias sobre el territorio”. En el país, acompaña procesos de desarrollo con enfoque comunitario participativo, especialmente en el área de energías renovables.  


En la imagen, la bióloga dominicana Yvonne Arias, directora ejecutiva del Grupo Jaragua, y Michela Izzo (d) en el Encuentro Verde, una iniciativa del Listín Diario y la fundación Propagás coordinada por Arias creada para compartir temas ambientales con los lectores. ©Martín Rodríguez/LD

Comunidad de Mahoma Abajo Pone en operación Micro hidroeléctrica que beneficia a 119 familias.

Más de 500 personas recibieran los beneficios de esta importante obra, que suma al sistema energético 30 Kilovatios.

Rancho Arriba, San José de Ocoa.-  El Consejo Comunitario de Mahoma, puso en operación la micro Central Hidroeléctrica Comunitaria Mahoma Abajo, en el municipio de Rancho Arriba, provincia San José de Ocoa, con una inversión de RD$29,786,517.00, con una potencia instalada de 30 Kilovatios, beneficiando en lo inmediato a 119 familias que habitan en esa apartada zona. 

Esta iniciativas se desarrollo bajo el esfuerzo conjunto de Asociación para el Desarrollo de San José de Ocoa (ADESJO), EL Programa de Pequeños Subsidios del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (PPS-SGP’.FMAM-PNUD),  la Unidad de Electrificación Rural y Sub-Urbana (UERS-CDEEE), la Fundación Popular, el Fondo MARENA, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Guakia Ambiente, la, y la Comunidad de Mahoma Abajo.

Con la puesta en marcha de esta iniciativa más de 500 personas puedan mejorarán sus vidas con los beneficios que proporciona la energía limpia, a través de fuentes alternativas, amigables con el medio ambiente y los recursos naturales.

La licenciada Eusebio, reiteró el compromiso que tiene la UERS  para  llevar energía limpia y de calidad a las comunidades de escasos recursos, contribuyendo al desarrollo sostenible e impulsando una mejora en la calidad de los servicios de salud, educación y generación de empleos.

Por su parte la Sra. Milagro Casado, hablando en representación de la comunidad, destacó el gran valor que tiene este proyecto para la comunidad, donde cada familia beneficiaria aportó como mínimo 60 días de trabajo, debido hacerlo bajo el sol, las lluvias y las condiciones más difíciles del terreno. Por todo el apoyo recibido de las instituciones para que junto a la comunidad hicieran el proyecto una realidad.    

La micro- hidroeléctrica tiene una capacidad de 30 Kilovatios, y aprovecha las aguas del arroyo El Café. La energía generada a 240 vatios es elevada a un voltaje de 2400, para ser trasmitida en una red eléctrica de media y baja tensión de 7,2 kilómetros.

Mahoma Abajo se localiza a unos 12 kilómetros al sureste del municipio de Rancho Arriba, su vegetación típica tropical impulsa el cultivo de café, banano, y otros productos menores.

El acto de inauguración se realizó en la escuela Básica Mahoma Abajo.

La Comunidad De Magazen Avanza De Manera Exitosa En La Restauración De Cuencas

La comunidad de Magazen, en el Departamento del Nordest de Haití, sigue avanzando en su camino de desarrollo sostenible.

Luego de haber terminado de manera exitosa la construcción de la microhidroeléctrica comunitaria de 11 kW de potencia, la cual está brindando el acceso a electricidad limpia a 70 familias de la zona, actualmente está empeñada en la implementación de más de 50 parcelas agroforestales, basadas en los cultivos de cacao y café.

Hasta el momento, la comunidad, organizada en brigadas que trabajan según el modelo de los convites, ha logrado la siembra de más de 12 mil plantas de cacao mejorado, más de 5 mil plantas de banano y mil plantas de mango, para un total de más de 90 hectáreas intervenidas. También ha establecido un vivero, donde se están produciendo las plantas de cacao y café, lo cual ha permitido un alto nivel de costo-efectividad en el proyecto, a la vez que se ha traducido en una escuela para los beneficiarios.

El proyecto está logrando que los beneficiarios adquieran una mayor conciencia ambiental, entendiendo la importancia de preservar la cobertura arbórea de las cuencas, como garantía de sostenibilidad para la provisión de agua y electricidad en la comunidad.

La comunidad de Magazen está también contribuyendo al medio ambiente global. En efecto, mediante la acción conjunta de la producción de energía limpia y de la mejora de la cobertura forestal, se está contribuyendo a la mitigación del calentamiento global a través de más de 300 toneladas de CO2 evitadas y/o absorbidas anualmente.

AGENTES DE CAMBIO» VISITAN MICROHIDROELÉCTRICAS COMUNITARIAS

Los días 26 y 27 de agosto, 25 estudiantes del curso «Liderazgo social y político: construyendo agentes de cambio», promovido por la Fundación Friedrich Ebert, estuvieron visitando a algunos de los sistemas microhidroeléctricos comunitarios que están brindando el servicio de electricidad a comunidades rurales del municipio de Jarabacoa.

Durante el evento, los jóvenes, procedentes de todo el territoio nacional, en representación de numerosas organizaciones de la sociedad civil o entidades políticas, fueron introducidos a las temáticas ambientales, con especial enfoque en el cambio climático y la sostenibilidad.

A partir de los conceptos teóricos, pudieron entrar en contacto con experiencias concretas desarrolladas por comunidades locales en la República Dominicana, teniendo intercambios con pobladores de la zona y conversatorios con representantes de las comunidades de Angostura, Paso de la Perra y Mata de Café, así como con el director ejecutivo de JUNTAYAQUE, organización sin fines de lucro que ha venido acompañando a las comunidades de Jarabacoa en el desarrollo de iniciativas sostenibles.

A través del intercambio, se debatió sobre aspectos clave que hacen de las microhidroeléctricas comunitarias unas iniciativas altamentes sostenibles y replicables, puesto que están fundamentadas en el empoderamiento de las personas y comunidades.

El día 27, los jóvenes visitaron la comunidad de Paso de la Perra, donde, a través de un recorrido en la cuenca del Arroyo Las Auyamas, pudieron conocer los componentes físicos de una microhidroeléctrica (casa de máquina, con su sistema de generación, desarenador y obra de toma).

Los participantes se hospedaron en el Centro Ecoturístico Angostura, iniciativa empresarial comunitaria surgida a partir del uso productivo de la electricidad generada por el sistema microhidroeléctrico de la comunidad.

Presentan iniciativa para electrificación rural con energías renovables en la República Dominicana

Santo Domingo, 12 de julio de 2017. El Programa de Pequeños Subsidios del Fondo para el Medio Ambiente Mundial de las Naciones Unidas (PPS-SGP/FMAM/PNUD),la Fundación Popular y Guakía Ambiente presentaron la Red Dominicana para el Desarrollo Sostenible de las Energías Renovables (REDSER).

La REDSER aglutina a más de cincuenta micro hidroeléctricas en su mayoría comunitarias, bajo esquemas democráticos y participativos para el acceso a la electricidad, aprovechando fuentes de energía renovable a nivel local, como un esfuerzo de coordinación, intercambio de conocimiento y recursos entre organizaciones y comunidades. Así como contribuir al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente con el ODS7, sobre Energía Asequible y no Contaminante.

Hasta el momento 46 micro hidroeléctricas están en operación, con una potencia instalada de 1.3 MW, las cuales brindan el servicio de electricidad continua y de calidad a más de 4,600 familias de áreas aisladas del país La mayor concentración de micro hidroeléctrica se encuentra en la zona de Manabao, Jarabacoa donde existe 8 micro hidroeléctricas, Le sigue la zona de San José de Ocoa, con 7 sistemas para más de 500 familias; Santiago Rodríguez con 6 sistemas que benefician a más de 850 familias, Bonao con 4 sistemas para más de 300 familias, entre otros.

 

Entre las prioridades de la REDSER están lograr el acceso a los recursos establecidos por la Ley 57-07, para el financiamiento de los proyectos comunitarios, el establecimiento de una tienda de repuesto y la consolidación de un equipo técnico multidisciplinario, para atender las necesidades técnicas y de reparación de los sistemas en operación; la instauración de un fondo para la reparación de los sistemas; y el financiamiento de iniciativas asociadas al uso productivo de la electricidad.

 

El evento contó con la participación de representantes de numerosas instituciones del país, que en han sido clave en el desarrollo de las microhidroeléctricas comunitarias, entre las cuales pueden mencionarse: la Unidad de Electrificación Rural y Suburbana (UERS), la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE), el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Empresa de Generación Hidroeléctrica Dominicana (EGEHID), el Instituto Nacional de Aguas Potables y Alcantarillados (INAPA), el Ministerio de Energía y Minas, la Comisión Nacional de Energía (CNE), el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), entre otras. Además, participaron representantes de representantes y técnicos de las comunidades miembros de la REDSER.

 

El Chorro, en el municipio Bonao, recibe energía limpia a través de una micro hidroeléctrica

El Chorro, en el municipio Bonao, recibe energía limpia a través de una micro hidroeléctrica.

Monseñor Nouel, Bonao.- La comunidad de El Chorro, municipio de Bonao, provincia Monseñor Nouel, puso en operación la microcentral hidroeléctrica El Chorro, que beneficiará de energía limpia a más de 50 familias que residen en una zona de montaña en el centro del país.

Esta obra fue construida con un costo superior a los RD$15.5 millones, con el apoyo de un conjunto de instituciones públicas, privadas y de la cooperación internacional, como el Programa de Pequeños Subsidios del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (PPS-SGP/FMAM/PNUD), la Unidad de Electrificación Rural y Suburbana (UERS/CDEEE), la Fundación Popular, Guakía Ambiente, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Red Dominicana para el Desarrollo Sostenible de las Energías Renovables (REDSER), la Federación de Campesinos Hacia El Progresos (FCHP), Electrosistemas Fondeur y la propia comunidad de El Chorro.

Estas acciones comunitarias están orientadas a brindar un cambio económico en comunidades apartadas, contribuyendo al cumplimiento de las metas de la Estrategia Nacional de Desarrollo, en cuanto al mejoramiento de la seguridad energética, la protección del medio ambiente y la mitigación del cambio climático.

A partir de la puesta en marcha de este proyecto hidroeléctrico, la comunidad de El Chorro sustentará las bases para mejorar el ingreso y bienestar familiar, contribuyendo así al cumplimiento a nivel local de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente en lo referente a la erradicación de la pobreza extrema, y el acceso a fuente de energía segura y sostenible.

Esta iniciativa promoverá las acciones a favor del clima, mediante las cuales se está contribuyendo a la reducción de más de 250 toneladas de dióxido de carbono (CO2), a partir de una generación superior a los 260 megavatioshora de electricidad por año.

A nivel económico, representará un ahorro para las familias de más de un 60% en comparación con lo que gastaban anteriormente para solventar sus necesidades energéticas a través del uso de gas keroseno y compra de baterías, entre otras. En cuanto a la economía nacional, el proyecto contribuye de manera significativa a ella mediante la reducción de las importaciones de más de 75 mil galones de combustibles, que serían necesarios para generar la misma cantidad de electricidad anualmente.

La comunidad de El Chorro ha asumido el compromiso contribuir a la restauración de la cobertura boscosa de la cuenca alta del Arroyo el Brazo y el Río Juma, como garantía de mantener el flujo de agua para la operación de la hidroeléctrica en el largo plazo.

En la actividad estuvieron presentes la Directora de la UERS, Lic. Thelma Eusebio, la Gobernadora Provincial de Monseñor Noel, Sra. Abreu, la Directora de Guakía Ambiente, Dra. Michela Izzo, el Coordinador Nacional del PPS-SGP/FMAM/PNUD, Sr. Alberto Sánchez, el Gerente General de la Fundación Popular, Sr. Elías Dinzey, el Presidente de la Federación de Campesinos Hacia el Progreso, Sr. Esteban Polanco, entre otras personalidades.

 

FICHA TÉCNICA:

El sistema aprovecha las aguas del Arroyo El Brazo, el cual es un afluente del Río Juma. Se diseñó con un flujo de 850 galones por minuto; un diferencial de altura de la obra de toma hasta la casa de máquinas de 90 metros, y 950 metros de tubería de PVC y de hierro de 8 pulgadas. La potencia nominal de generación es de 30 kW, sincronizada monofásica a un voltaje de 220 voltios. La microhidroeléctrica tiene capacidad de suministrar el servicio de electricidad de manera constante a 2,400 voltios, utilizando una red de distribución de 3.5 km, con las que se brinda el servicio de electricidad 24 horas, los 365 días al año, a más de 50 familias que residen en esa comunidad.

 

Las claves del éxito en el desarrollo de las micro hidroeléctricas

Jon Katz nos cuenta cómo se han desarrollado las microhidroeléctricas comunitarias y cuáles son los factores de éxito del proceso.

Micro hidroeléctricas comunitarias Pescado Bobo, La Vereda y Los Lirios suministran energía limpia a 141 familias en comunidades de Puerto Plata.

Puerto Plata. Con una inversión superior a los 36 millones de pesos se dejaron en operación tres micro hidroeléctricas comunitarias que suplirán de energía renovable a 141 familias de las comunidades de Pescado Bobo, El Manguito, La Vereda, Los Lirios y El Guazaral, en el municipio de Altamira, perteneciente a la provincia de Puerto Plata.

Los proyectos han sido el resultado de un esfuerzo conjunto de las comunidades beneficiarias,  de la Unidad de Electrificación Rural y Suburbana (UERS-CDEEE), el Programa de Pequeños Subsidios del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (PPS-SGP-FMAM-PNUD), la Fundación Popular, Guakía Ambiente, el Ayuntamiento de Altamira, la Red Dominicana para el Desarrollo Sostenible de las Energías Renovables (REDSER) y la Junta de Vecinos Nuevo Amanecer.

Para la construcción de la micro hidroeléctrica Pescado Bobo se aprovecha el sistema de las aguas del arroyo Pescado Bobo, con un flujo de diseño de 900 galones por minuto y una altura de 49 metros desde la obra de toma hasta la casa de máquina. Esta hidroeléctrica proporciona una potencia máxima de 17 KW, sincronizada a un voltaje de 240/120 voltios, de tipo monofásico y con capacidad de suministrar electricidad de manera constante 24 horas al día.

En cuanto a las características técnicas de las micro hidroeléctricas de La Vereda y Los Lirios, están dotadas de un sistema de generación con una turbina tipo Pelton que produce una potencia máxima de 12.5 y 17 KW, respectivamente. Además, se instaló un sistema de redes  de media y baja tensión de 3 km de longitud, generada a 220 voltios y que es elevada a 2,400 voltios para su transmisión, y posteriormente de nuevo reducida a 120/240 voltios para ser distribuida a los usuarios.

La Sra. Juana Quiróz, hablando en representación de las comunidades beneficiarias y responsables de la ejecución de los proyectos, expresó su satisfacción de haber conseguido este logro. Comentó que siempre tuvieron fe de que lo podían conseguir una luz «mil por mil», 24 horas y propia. Aprovechó para agradecera todas las instituciones que creyeron en el proyecto y les apoyaron de manera decidida desde el inicio hasta el final.

El Sr. Elías Dinzey, Gerente de la Fundación Popular, valoró favorablemente la ejecución de estos proyectos, en el sentido de que están cambiando la vida de estas comunidades, siendo una herramienta que apoya el progreso y la superación de las personas, especialmente para los jóvenes y los niños que asisten a la escuela

Por otra parte, el Sr. Alberto Sánchez, Coordinador Nacional del PPS destacó el esfuerzo que ha representado para la comunidades beneficiarias, quienes han estado trabajando duro durante más de tres años y han superando todo tipo de dificultades hasta alcanzar la meta de que todas las familias puedan disfrutar de un servicio de electricidad, propio, seguro y renovable.

La Directora de la UERS, Sra. Thelma Eusebio, valoró la relevancia de esta obra para que los residentes de estas comunidades tengan la oportunidad de mejorar su calidad de vida aprovechando los recursos naturales, y de esta manera seguir impulsando el desarrollo de la energía renovable bajo las condiciones de sostenibilidad. También dijo que con la experiencia alcanzada y los mecanismos necesarios, se pretende seguir trabajando para que otras comunidades puedan disponer de energía eléctrica.

El evento tuvo lugar en la comunidad de Guazaral. Al acto asistieron personalidades gubernamentales, estudiantes y representantes de las comunidades.

La comunidad de Chinguelo, en la provincia de Duarte, recibió con ilusión y optimismo la llegada de la electricidad generada por un sistema hidroeléctrico

Las comunidades de Chinguelo, Caimitico, Guayuyo Arriba y Boba están ubicadas en la parte sureste de la Reserva Científica Loma Quita Espuela, y es por ello que tienen conciencia por la conservación de su ecosistema donde nacen más de 60 ríos y arroyos. Esta concienciación por el medio ambiente, y la autonomía que les supone obtener el servicio de electricidad aprovechando una fuente propia de energía renovable, llevó a los comunitarios a replicar la experiencia desarrollada por la vecina comunidad de El Jamo que en el año  2012 puso en operación un sistema micro hidroeléctrico.

Estas comunidades lograron su objetivo de suministrar electricidad a 110 familias con la ayuda y financiación del Programa de Pequeños Subsidios del Fondo para el Medio Ambiente Mundial (PPS-SGP/FMAM/PNUD), la Unidad de Electrificación Rural y Suburbana (UERS-CDEEE), Good Neighbors, la Fundación Interamericana (FIA), Guakia Ambiente, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, el Centro Alternativo, Rural El Limón (CAREL), el Centro de Promoción para el Desarrollo de la Caficultura Sostenible del Nordeste (CEDPCAFEN) y las comunidades beneficiarias.

Con el fin de trabajar para conseguir la sostenibilidad de los proyectos se trabajó en cuatro vertientes: ambiental, social, económico-administrativa y técnica.

  • En el área social, este proyecto fue construido por la propia comunidad y se generó un empoderamiento del sistema hidroeléctrico. Desde el principio del proceso, se conformó un comité que asumió el compromiso de administrar el sistema, respetando las normas de uso; de manera que se pudieran hacer frente a demandas futuras de energía en función de la capacidad instalada, así como a explorar otras fuentes de agua para incrementar el potencial existente.
  • Ambientalmente, la comunidad ha estado trabajando desde hace más de una década en la conservación y restauración de la cobertura forestal del arroyo Los Caños, como proveedor del agua para la generación de la energía.
  • Y técnicamente, durante el proceso de instalación del sistema se crearon las capacidades necesarias para el funcionamiento apropiado del sistema y su mantenimiento técnico. Se capacitó a dos técnicos comunitarios sobre el manejo y mantenimiento de todos los componentes del sistema micro hidroeléctrico, y más de 40 personas recibieron entrenamiento sobre uso de la electricidad, ahorro de energía y diferentes temáticas ambientales.

 

Descripción técnica del proyecto.

Fuente de Agua: Arroyo Sonador

Potencia del sistema: 45 kW

Caudal: de 700 a 1300 galones/min

Altura neta: 110 m

Tipo de tuberías: De PVC  y Acero (10 pulgadas de diámetro)

Longitud de tuberías: 1450m

Tipo de Turbina: Peltón

Sistema eléctrico: monofásico sincronizado

Voltaje de distribución: 240 voltios

Revoluciones generador: 1200 rpm

Longitud de la red eléctrica: 8.5 km de redes primaras y 3.5 km secundarias

Potencia/Intensidad vivienda: 360 W / 3 Amperios

Potencia/Intensidad comercio: 720 W / 6 Amperios

Obra de toma: de hormigón armado, equipado con compuerta central.

Casa de máquinas: en block y hormigón armado  de 4×4 metros.

Beneficios ambientales: 390 t de CO2 evitadas y/o absorbidas anualmente con la producción de energía limpia.

Secuestro de 200 t de CO2 con la reforestación de más de 50 hectáreas

Monto del Proyecto: RD$ 17,806,495.52

«Luz de agua», impacto de las micro hidroeléctricas comunitarias en la isla Hispaniola

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